El paisaje de las Hoces del Duratón esta dominado por la roca caliza originada en la Era Secundaria, hace 140 millones de años, por la acumulación de sedimentos en el lecho del antiguo mar que por aquel entonces inundaba toda la actual península Ibérica, hace aproximadamente unos 50 millones de años, los movimientos de las placas tectónicas hicieron que dicho mar emergiera, dando lugar a la actual península y a las montañas que conocemos en la actualidad, los Alpes, los Pirineos, etc.
Esos sedimentos marinos dieron lugar a la formación de rocas calizas, que con el paso del tiempo y por efecto del agua y las condiciones climatológicas se fueron fragmentando y desgastando dando lugar a las actuales hoces, este proceso de carstificación ha permitido que el cauce del Duratón se encaje entre impresionantes paredones verticales, que en ocasiones llegan a los cien metros de altura. En los paredones se han ido formando oquedades siendo utilizadas desde la antigüedad tanto por el ser humano como por la fauna.
En la actualidad estos huecos son utilizados por los buitres para su nidificación. Sin duda uno de los motivos de visita, es el espectacular paisaje de las Hoces del Duratón, pero el principal por el cual se ha convertido en Parque Natural, es por su diversidad animal y vegetal, a lo largo del río podemos encontrar distintos ambientes, creados por la diversidad climática y por los distintos tipos de suelo, podemos distinguir la paramera, el bosque de ribera y los cortados, en la paramera podemos observar bandas de lúganos, jilgueros, pardillos y pinzones, incluso alguna garza real.
Pero el representante principal de la fauna de las Hoces es el Buitre Leonado, este ave con una envergadura entorno a los 2.5 metros y con un vuelo majestuoso es el rey de la comarca y atractivo principal del Parque Natural, anida en los huecos de los cortados y las buitreras son fáciles de distinguir por las manchas blanquecinas debidas a los excrementos de estas aves. El Buitre Leonado es un ave que forma comunidades, esto le favorece a la hora de buscar su sustento, la colonia se organiza de forma que cada individuo cubre una basta zona sobre la cual vuela en círculos atento a cualquier indicio de carroña.
En estas búsquedas el buitre puede recorrer largas distancias, favorecido por su gran envergadura alar, que le permite aprovecharse de las corrientes de aire caliente, el buitre puede estar volando horas con un gasto energético mínimo. La población actual de buitres en el Parque Natural ronda las 250 parejas, pero gracias a las actuales condiciones, ésta cantidad se está incrementando año a año, la época de cría del Buitre Leonado es de enero a julio pero dado que en dichas fechas es muy sensible a la presencia humana, se recomienda que las visitas a la zona sean respetuosas con el entorno de estas majestuosas aves, procurando no sobresaltarlas en ningún momento.
Pero el Parque Natural contiene otros elementos interesantes que ver, uno que llama la atención tanto por el paisaje como por la posibilidad de ver a los buitres sobrevolar por encima nuestro, es la Ermita de San Frutos, después de haber recorrido un polvoriento camino que sale de Villaseca, se llega a un pequeña explanada donde debemos dejar el coche y seguir el camino a pie, tras recorrer un par de kilómetros llegamos a un promontorio rocoso, situado en medio de una las hoces, donde está el Priorato de San Frutos, patrón de la diócesis de Segovia. A un lado podemos ver el pantano de Burgomillodo, donde acaban las hoces y al otro un espectacular cortado sobre el río Duratón, en el paredón que se encuentra enfrente se puede distinguir una gran buitrera, de la que constantemente salen los buitres que sobrevuelan por la zona, a veces incluso a pocos metros por encima de nuestras cabezas.
Otro lugar de gran belleza son las ruinas de Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz, fue fundado en 1231 por monjes franciscanos en el lugar donde dice la tradición que Nª Sª de los Ángeles se apareció a un pastor llamado Pedro. El antiguo monasterio se derrumbó en 1492, salvo la iglesia, donde la comunidad estaba rezando maitines. Hacia 1565 fue visitado por el rey Felipe II el cual impulsó las obras de reconstrucción, con la desamortización de Mendizabal el monasterio fue abandonado y en la actualidad solo quedan las ruinas, a las cuales solo se puede acceder a través de las aguas del Pantano de Burgomillodo, respetando las restricciones que impone su situación dentro de la Zona de Reserva